lunes, 31 de marzo de 2014

¿DENGUE Y CALENTAMIENTO GLOBAL?

Por estos días se vive una gran procupación por el comportamiento y presentación del dengue, enfermedad endémica en nuestra región que ocasionalmente se muestra con picos altos de incidencia sobre la población.
Es inútil salir a buscar culpables por el alto número de casos del año pasado y la presentación, para algunos inesperada, de los casos en lo que va de este año. Es tonto desconocer la compleja ecología del vector (el mosquito Aedes aegypti). Las responsabilidades son tanto estatales como de cada comunidad afectada. Hasta el cansancio se ha dicho que el mosquito transmisor es evidentemente “burgués” y prefiere la ciudad y el agua limpia-quieta para vivir y reproducirse, sin embargo, los monterianos y cordobeses en general tenemos muy poca conciencia preventiva a cerca del dengue. La creencia popular es que la fumigación es la mejor solución.

Esta enfermedad ha tenido cambios importantes en su distribución mundial, en su transmisibilidad y en sus formas de presentación. Estos cambios son producto del inobjetable fenómeno del calentamiento global y de la movilidad humana. Las variaciones de la temperatura ambiente, de la humedad y de las precipitaciones han llevado a la expansión del área de influencia, del contagio y a transformaciones en el ciclo de reproducción del virus que porta el mosquito, que en últimas es lo que causa la enfermedad. Al parecer el mosquito, y no las enfermedades asociadas a él, ha cambiado su espacio de vida, todo esto es una suma de mutaciones y cambios climáticos. Asimismo los 4 serotipos del virus causante de la patología se han difundido más por el mundo y cada vez es más frecuente la reinfección en humanos con la consecuente forma grave de un segundo cuadro de dengue, puesto que se desarrolla inmunidad hacia la variedad de la primera inoculación pero se vuelve más vulnerable a los otros serotipos. Si alguien es contagiado con alguno de ellos, esa persona puede padecer fiebre hemorrágica.

Montería es la ciudad-centro de referencia en materia de instituciones de salud para el departamento y también para el norte de Antioquia, zona de Urabá, parte de Sucre y sur de Bolivar, por consiguiente, los casos graves o que requieran atención de alto nivel de complejidad se atienden en nuestra ciudad. Debido a esto se afecta la estadística del municipio, las cifras no estan lo suficientemente discriminadas para que se arrojen resultados reales inmediatos diferenciando lugar de origen, puesto que lo que se informa es el número total de casos que se están atendiendo o se atendieron en las clínicas, centros de salud u hospitales y no se informa ni se hace precisión sobre dónde se adquirió la enfermedad o cuál es el origen de los casos probables, esta imprecisión parece ser constante en la mayoría de las cifras a nivel nacional.

En el 2010 se publicó un estudio serio sobre casos de Dengue y Factores Climáticos en Montería, fue un estudio retrospectivo de los años 2003 a 2008 llevado a cabo por un grupo de la Facultad de Medicina Veterinaria y el Departamento de Matemáticas y Estadística de la Universidad de Córdoba. En ese trabajo se encontró una influencia importante entre el conjunto de variables climáticas (temperatura, humedad relativa y pluviosidad) y los casos de dengue. El asocio de las tres variables explicaron en un 52 % los casos de dengue en esos seis años.

En Colombia son escasos los estudios sobre la ecología del vector que permitan proyectar en la época de lluvias, transición y sequías qué sucederá con el mosquito, con sus larvas y con la población de virus. En el trópico colombiano no existen cambios climáticos extremos, se tiene una humedad relativa, temperatura y precipitaciones constantes, que al parecer no afectarían la dinámica del vector y por tanto la transmisión del dengue sería constante, pero las relaciones descritas entre la transmisión y el clima son variables y en muchos casos sin explicación biológica alguna. Aquí es donde entran a jugar un papel determinante otros factores como la vegetación, los cambios antes descritos en las poblaciones de mosquitos, la movilidad de las personas infectadas, el transporte de diferentes serotipos de dengue, y finalmente, los índices reales de pobreza.

En conclusión, la mejor estrategia para enfrentar la enfermedad sigue siendo el manejo y tratamiento del agua en el ámbito doméstico, con solo este ítem se pueden prevenir hasta la mitad de los casos. Esto es supremamente sencillo y sin costo para las personas. Obviamente se debe atacar frontalmente al vector con fumigación, pero sólo en las comunidades específicas donde se encuentre desbordada la presentación de casos, previo estudio de efectividad de los productos usados, descartando las resistencias que el mosquito haya desarrollado producto de mutaciones.