Los efectos mentales de la pandemia por Covid-19 pueden aparecer no solo
por el miedo a contraer la enfermedad y a morir, sino también por las
medidas que se tomen para tratar de controlar el virus. Y no me refiero
solo a los efectos mentales entendidos como enfermedad.
Desde
2018 se predijo que los más preocupantes desafíos de un próximo gran
brote podrían no deberse a la falta de medidas preventivas, sino al
"contagio emocional", que podría erosionar la confianza en los
gobiernos, instituciones y personal científico y causar trastornos
económicos y sociales. Por tanto, es muy importante comprender la
relación entre la comunicación de riesgos y las respuestas psicológicas,
especialmente en los momentos críticos de la pandemia, en el que las
emociones y los comportamientos públicos en respuesta a la pandemia son
volátiles.
En este
sentido, los psicólogos del Laboratorio Conjunto Internacional de
Ciencias Cognitivas y del Comportamiento (iLCBC) de la Universidad
Normal de Zhengzhou en China llevaron a cabo una investigación sobre la
relación entre las respuestas psicológicas y la comunicación de riesgos
durante la pandemia de COVID-19 para responder estas preguntas:
¿Cuál es la reacción pública ante los brotes epidémicos en fases iniciales?
¿Cómo les afecta el intercambio efectivo de información sobre riesgos en tiempo real a lo largo del tiempo?
¿Cuáles son las características de estos efectos bajo diferentes intensidades de riesgo?
Los
datos se recopilaron desde hace un año con intervalo medio test-retest
de 16 días, al invitar a residentes de la comunidad de dos capitales
provinciales: Wuhan y Zhengzhou.
Los
hallazgos del estudio mostraron que la comunicación de riesgos mitigó
la susceptibilidad al contagio emocional y que esta interacción tuvo una
mayor influencia en Wuhan (la más afectada).
Además,
las actividades de prevención fueron predichas por la calidad de la
comunicación de riesgos, lo que sugiere que los comportamientos
preventivos están estrechamente vinculados a la transmisión eficiente y
oportuna de información relacionada con la epidemia.
Si vamos al
panorama actual, yo diría que no solo a la información sobre el virus y
su patología sino relacionados también con la vacunación.
Las
voces que en Colombia reclaman información concreta sobre el inicio de
la vacunación tienen en parte razón, el hermetismo daña la confianza en
el gobierno y el ministerio de salud y eso a la larga puede producir
daño sobre la misma población, ya lo sugiere la Encuesta Pulso Social
del DANE: hasta un 40% de colombianos dice que no se quiere vacunar.
Según Cass Sunstein, abogado, investigador y profesor de derecho en Harvard dedicado al estudio de la economía conductual, quizás
la posibilidad remota de resultar enfermo después de aplicar una vacuna
destinada prevenir una enfermedad es considerada una "traición"
intolerable y esto puede llevar a la gente a rechazar dicha vacuna, de
tal manera que el aceptar la vacunación puede convertirse en el próximo
gran obstáculo en la pandemia.
La comunicación del
riesgo en la vacunación (y del beneficio, ni más faltaba) es un aspecto
importante en el que a la academia y particulares se les nota
entusiastas, no así al gobierno, y aunque no tiene mucho sentido conocer
detalles exactos de lógica del mercado de las vacunas, lo
mínimo a saber son fechas concretas de inicio, que de no informarse se sumará esta
falta de datos a la "traición" mencionada por Sunstein, a las teorías
conspiranoicas y podría aumentarse el número de personas que no quieran
vacunarse.
Según el Dr. Zheng Jin, director del iLCBC, "los funcionarios que
intentan evitar el caos o el pánico reteniendo información son más
dañinos que el público que se comporta de manera irracional en una
emergencia de salud pública", lo cierto es que es de esperarse que una
buena planificación signifique un flujo de información abierto y
honesto, desafortunadamente no estamos viendo eso en Colombia.
La ansiedad del momento puede crear
resistencia a la comunicación de riesgos, sin embargo a largo plazo un
mal porcentaje de vacunación efectiva puede crear un problema aún mayor
en salud pública. Es el momento que el gobierno y autoridades sanitarias
den más luces sobre la realidad del programa de vacunación contra
Covid-19.