miércoles, 9 de diciembre de 2020

Eficacia, efectividad y eficiencia de las vacunas.


En las últimas semanas se han conocido (cada lunes) comunicados de prensa que sacan las empresas farmacéuticas sobre sus propias vacunas, informan sobre sus avances, especialmente sobre los resultados parciales de sus propios estudios de eficacia; por supuesto la reacción del público es variopinta y la de los profesionales de la ciencia y la salud también. Hay de todo, por el lado del público se nota un entusiasmo en ocasiones desbordado, también se hacen notar los idiotas antivacunas con sus argumentos tontos y teorías conspiranoicas; por el lado de los profesionales se aplaude la celeridad y persistencia en el objetivo, pero también se duda y con mucha razón, sobre la falta de verificación e informes sobre la seguridad de los resultados que anuncian.

Para entender un poco más sobre lo que se ha dicho, y sobre lo que se dirá, por parte de la industria y los medios de comunicación, creo necesario que conozcamos un poco más a cerca de algunos de los hitos que se esperan de la vacuna contra Covid-19.

EFICACIA: Es el resultado o beneficio en salud proporcionado a un individuo cuando una vacuna se aplica en condiciones óptimas o ideales modeladas en laboratorio. La eficacia de una vacuna está en la capacidad biológica de otorgar inmunidad y en el período de tiempo que dure la protección frente al microorganismo objetivo. Su evaluación se realiza de forma experimental mediante ensayos clínicos controlados y ensayos comunitarios aleatorizados. El único objetivo de una vacuna es inmunizar, proteger a las personas de una enfermedad que podría enfermarlas muy gravemente o incluso matarlas. Una vacuna que no tenga la capacidad de proteger, no funciona. Así de simple.

Hay que tener presente que una buena eficacia no siempre significa una buena efectividad. Hasta ahora TODO lo que se conoce por las noticias sobre las vacunas para sarscov2 es relacionado a su eficacia.

EFECTIVIDAD: Hasta el momento NO conocemos datos de efectividad de ninguna vacuna. Efectividad se define como el resultado o beneficio en salud proporcionado por las vacunas en la población, para el caso de COVID-19: toda la población mundial, cuando son administradas en la realidad de la práctica asistencial o por campañas/programas de vacunación (condiciones reales). La efectividad depende de factores como la aceptación y un acceso fácil y factible de la población a la vacuna, los protocolos correctos de administración, que incluyen transporte y conservación, y la manipulación adecuada por el personal idóneo. La evaluación de la efectividad se realiza mediante estudios epidemiológicos observacionales y ensayos clínicos controlados, miden la protección directa conferida por la vacunación en condiciones reales. Para medir la protección indirecta hay que recurrir a ensayos comunitarios aleatorizados por grupos poblacionales o a estudios descriptivos poblacionales que evalúan el impacto de los programas de vacunación. La efectividad es cuantificable y solo es posible medirla una vez la vacuna haya superado las evaluaciones de eficacia.

<<De las cosas que se sabe de la vacuna de Pfizer/BioNTech contra el sarscov2 es que requiere transporte y almacenamiento a -70ºC, por el momento sería una vacuna complicada para manejar en algunos entornos.>>

EFICIENCIA: La eficiencia es un concepto más económico. Es la relación entre la efectividad de la vacuna y los recursos movilizados para el desarrollo del programa. Depende del precio de la vacuna y de la incidencia de la enfermedad en los grupos poblacionales. Sólo si se ha demostrado la efectividad del programa se debe evaluar su eficiencia, esto se logra con análisis de costo-efectividad y análisis de costo-beneficio, es decir, la relación entre los resultados y los costos en que se incurre para conseguirlos. Responde a la medida de las consecuencias de la vacunación desde una perspectiva económica, intentando que su rendimiento sea el máximo. Debe tener un precio razonable de tal manera que se pueda inmunizar poblaciones y esto se traduzca en un beneficio público.
 
Debemos ser sensatos, la plata no es infinita y en un país como el nuestro, y con nuestro frágil sistema de salud, este gasto que se hará para lograr vacunarnos tendrá que estar muy bien planeado y deberá ser mejor ejecutado aún.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Inmunidad, vacunas y folclor.

 
No hay que confiarse, seguimos en medio de una pandemia que todos los días suma nuevos casos y cobra vidas, el comportamiento asincrónico de las regiones del país hace que los departamentos y municipios vivan momentos epidemiológicos muy diferentes entre sí que requieren diferentes medidas para cada uno de ellos.
Ya se empiezan a conocer informes y estudios que nos ilustran sobre el impacto que tuvo el virus en las comunidades, y es de mucha ayuda empezar a conocer, entender y cuestionar estas cifras para construir el mejor conocimiento posible.

A razón de el reciente Reporte Breve realizado desde la ciudad de Montería llamado "SARS-CoV-2 seroprevalence among adults in a tropical city of the Caribbean area, Colombia: are we much closer to herd immunity than developed countries?" y sobre algunas declaraciones y titulares en medios de comunicación, creo necesario plantear unas consideraciones para motivar mayor concienciación en el público sobre lo que significan este tipo de estudios y lo que se puede concluir de ellos.
En primera medida, noten que el título del reporte es una PREGUNTA, los autores lanzan una hipótesis y de acuerdo a sus métodos, objetivos y resultados tratarán de dar respuesta a su interrogante. Concluyen que detectaron anticuerpos contra SARSCOV-2 en el 55.3% de su muestra de 1368 habitantes de Montería, encontrando mayor prevalencia entre 20 y 60 años con 53.9%, y que se necesitan más estudios para comprender la duración de la inmunidad. Fue un trabajo realmente increíble, interesante y valioso, nos da luces sobre el comportamiento del virus en la población. Al parecer el estudio no incluyó menores de edad, que si nos basamos en el último censo del DANE en la ciudad, significa alrededor del 30% de los habitantes, y si todos somos susceptibles, es una cifra nada despreciable si queremos aducir que nos acercamos a una inmunidad de rebaño, máxime cuando los mismos autores en otro estudio sugieren que puede haber una reactividad serológica cruzada con antiguas infecciones por virus zika hasta en el 26% de las pruebas de anticuerpos positivas para SARSCOV-2, se necesitan más estudios para establecer si el hallazgo realmente significa inmunidad contra el coronavirus; otro estudio, pre-publicado en Science Direct, sobre la respuesta de las células CD4+ T a SARSCOV-2 en personas no expuestas y pacientes graves con COVID19 encontró reactividad cruzada con el coronavirus humano causante de resfriado común en la mayoría de individuos sanos, sin embargo esto no parece contribuir a la respuesta inmune a casos graves de COVID19. El informe preliminar del Estudio Nacional de Seroprevalencia conducido por el INS y Minsalud nos avisa también de algunos valores similares a Montería en Barranquilla y superiores en Leticia; las preguntas que surgen ahora son: ¿Por cuánto tiempo?, ¿Qué hacer en las zonas de baja prevalencia de estas ciudades?, ¿Cuánto ha sido el costo humano?, ¿Deben vacunarse los seropositivos?.
Ya hay voces que dicen que deben revisarse las cifras de letalidad al conocerse estos datos, pues si hay muchos más infectados es necesario recalcular, sin embargo esto no es así de sencillo. La tasa de letalidad en una población es la relación entre el número de muertes por infección por SARS-CoV-2 (numerador) y el número de personas infectadas por SARS-CoV-2 (denominador) durante un período preestablecido. Tanto el numerador como el denominador son difíciles de cuantificar. ¿Por qué es difícil cuantificar el denominador? El número de infectados con SARSCoV2 no es el número de casos confirmados de COVID19, muchas personas infectadas nunca presentan síntomas o tienen síntomas menores y nunca se les diagnostica. ¿Por qué es difícil cuantificar el numerador? El número de muertes puede ser subestimado por las muertes confirmadas de COVID19 debido a una determinación inexacta, sobreestimada por el exceso de muertes debido a los efectos indirectos de la pandemia.

Los resultados que hemos ido conociendo no son raros, han sido proyectados y validados por modelos matemáticos y esto es de gran utilidad para futuras proyecciones.
Estos mismos datos explican el porqué las curvas de Colombia a diferencia de las de algunos países europeos son más amplias en el tiempo, y el porqué Europa tiene un riesgo de una segunda ola aún mayor, puesto que aún tienen un alto número de personas susceptibles. Lógicamente en las ciudades donde haya una mayor proporción de susceptibles habrá más riesgo de infecciones y muertes en el corto plazo.
Es importante resaltar que estos resultados NO descartan nuevas olas en las ciudades, dado que aún no sabemos la duración de ese porcentaje de inmunidad reportado, además NO es prudente hablar de Inmunidad de Rebaño en el sentido estricto de la palabra porque aún no se sabe cuánto dura esa inmunidad, y porque ese valor puede ser diferente para cada lugar debido a factores como heterogeneidad del contacto, tal como lo expresó la epidemióloga Dra. Zulma Cucunubá del Imperial College of London.

Sobre las vacunas, suscribo completamente a la opinión de la Dra. Mónica Lalanda (Urgencióloga, Bioeticista, Comunicadora e ilustradora): avanzan los días y los gobiernos ya compran vacunas que aún no existen y casi están ya organizando las colas para vacunar.Mientras tanto, personas con credibilidad científica como el editor del British Journal of Medicine, Peter Doshi hace un llamado a la prudencia, y no es el único, en la revista The Lancet, cuatro investigadores veteranos reconocidos hacen un llamado de atención y cautela, lo hacen desde la experiencia de investigación en tecnología similar para la vacuna contra el SIDA. Para hacer un seguimiento de todas las vacunas que hay ahora mismo en proceso de estudio, hay transparencia en la página de www.clinicaltrials.gov, dan datos y fechas de laboratorios de finalización de fases. Parece que ninguna estaría lista antes de mayo de 2021. La vacuna de Pfizer estaría acabada en agosto del 2021 y el estudio se daría por completado en enero del 2023. Estos serían los plazos a seguir, para confirmar su seguridad, en circunstancias normales. Pero las circunstancias no son las normales. La FDA está recomendando de forma excepcional por emergencia mundial que la fase III de los estudios de seguridad de la vacuna dure dos meses tras completar vacunación (normalmente entre 1 y 3 años). Vacunar al personal sanitario de primeros puede ser tremendamente arriesgado, ya se habla de esto abiertamente. Y mucho cuidado, estos médicos alarmados NO son antivacunas!. Necesitamos esa vacuna pero la presión política y social pueden resultar en vacunas inseguras. Cruzamos los dedos esperando una buena vacuna y la sensatez de nuestras instituciones pero dejemos que la ciencia siga sus pasos, mientras hay que seguir presionando e insistiendo en aplicar e investigar otras medidas de protección.

Por otro lado, el optimismo desbordado y lo folclórico con que se toman los comunicados de prensa, han hecho que muchas personas den por hecho que esta pandemia se resolvió, sobre todo si ya se han infectado y superaron la primoinfección, sin embargo, cada vez se conocen más reportes de reinfecciones documentadas en distintas partes del mundo, son muy escasas y anecdóticas pero no se pueden ignorar; también se empiezan conocer casos de lo que se ha denominado "covid prolongado" que son cuadros clínicos sintomáticos extensos y de evolución errática, con una mortalidad importante; y por último también se conocen reportes de reactivaciones de la infección en personas dadas de alta, con el consiguiente cuadro grave del reingreso. Menciono todo esto para resaltar lo impredecible que puede resultar la acción del virus, y aunque estas formas sean una minoría, ¿estaría usted dispuesto a correr el riesgo?.

martes, 1 de diciembre de 2020

Que no SENOS olvide

Estimaciones del Centro Internacional de investigaciones sobre el cáncer estimaron que para este año el cáncer en general afectará a más de 108.000 personas, siendo el de mama el de mayor prevalencia. Del 0.5% al 1% de los casos de cáncer de mama en el mundo corresponderán a hombres.

Según el Global Cancer Observatory (GCO) uno de cada cuatro cánceres que afectan a mujeres en el caribe y Sur America es cáncer de mama.

En Colombia, es la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres, y corresponde al 16.8%.
La Asociación Colombiana de Mastología desarrolló el estudio ENLACE M1 dónde se encontró que el 33% de mujeres diagnosticadas tienen menos de 50 años y el 12% menos de 40 años, es una cifra importante y resalta que cada vez son más jóvenes las mujeres que sufren está enfermedad.
En nuestro país puede pasar hasta un año desde que se sospecha la enfermedad hasta que se inicia tratamiento. Según la Cuenta De Alto Costo, en 2019 tuvimos 6.814 casos nuevos y 3.704 fallecimientos. 109 casos nuevos fueron hombres.

El cáncer de mama no es otra cosa que el crecimiento no controlado de las células de la mama.

Los factores predisponentes son:
1. Predisposición genética.
2. Antecedentes familiares (madres, hermanas o tías con cáncer de mama).
3. Menarca (primera menstruación) antes de los 12 años.
4. Primer embarazo después de los 35 años.
5. Menopausia después de los 55 años.
6. Obesidad.
7. Nuliparidad (no haber tenido hijos) / Nuligestante (nunca haber estado embarazada).
8. Alto consumo de alcohol.

El cáncer de mama NO se puede prevenir, pero sus muertes SI, por lo tanto el diagnóstico y la detección temprana es la mejor forma de combatirlo.

Todas las mujeres deben realizarse el autoexamen, incluso si tienen prótesis mamarias, preferiblemente 5 días después del último día de la menstruación, si son histerectomizadas o están en la menopausia deben elegir un día de cada mes para realizarlo, si son madres que están lactando: el mismo día de cada mes después de haber lactado. Preferiblemente debe hacerse el mismo día de cada mes o uno que tenga fácil recordación (primeros o quincenas).
El autoexamen consta de dos fases: la inspección visual y la palpación de ambos senos (que además de la mama, la areola y el pezón, debe incluir la axila).
Las cirugías de aumento de senos, de reducción o de levantamiento (mastopexia) no excluyen de realizar el examen.
La clave es aprender lo que es NORMAL, de modo que puedan detectar cualquier cambio inmediatamente.

A partir de los 20 años de edad las mujeres deben hacerse el autoexamen mamario mensual y un examen clínico anual. A partir de los 50 años debe adicionarse una mamografía cada 2 años en mujeres sanas.

Asimismo, hay factores de riesgo importantes como la obesidad, el consumo de alcohol y el sedentarismo que al intervenir sobre ellos también se obtiene un beneficio sobre la incidencia de cáncer de mama y su mortalidad.

Las señales de alarma son:
* Una masa, bolita dura o piel muy gruesa.
* Hinchazón, calor, enrojecimiento u oscurecimiento.
* Cambios en el tamaño o la forma.
* Picazón, dolor, descamación de la piel o sarpullido en el pezón.
* Hundimiento del pezón o de otras partes.
* Salida de líquido o secreción por el pezón.
* Dolor reciente y persistente en cualquier parte del seno o la axila.

La mayor parte de los signos o síntomas de alarma corresponden a enfermedades de carácter benigno, pero esta diferenciación solo debe ser diagnosticada y respaldada por un médico.

Las campañas de sensibilización coinciden con picos de diagnósticos de cáncer de mama, lo que lleva a preguntarse: ¿no deberíamos hacer campañas todo el año?.

La razón por la que cada vez son más relevantes y difundidas las campañas sobre el autoexamen mamario y detección oportuna del cáncer de seno es porque verdaderamente podemos reducir los índices de mortalidad. Un cáncer de mama detectado a tiempo reduce hasta en un 25% la probabilidad de muerte.

martes, 24 de noviembre de 2020

LAS EMOCIONES DE LA SINDEMIA

Recientemente la encuesta Pulso Social del DANE, la cual busca información sobre la confianza de los consumidores; el bienestar subjetivo; sobre las redes de apoyo de los hogares y el conocimiento y acceso a las políticas nacionales y locales de apoyo a los hogares, arrojó unos resultados parciales sobre algunas emociones que pudieran relacionarse con el desempeño individual de la salud mental. El mismo DANE hace la salvedad que NO son diagnósticos de enfermedad alguna sino apreciaciones de bienestar subjetivo de los encuestados. Dicha encuesta tuvo la participación de 20.452 colombianos en 23 ciudades y se hizo en dos fases, durante los meses de julio y agosto (justamente durante el primer pico de casos y muertes) buscando diversa información en cada fase.

Llamó la atención en Montería, Santa Marta y Pasto los jefes de hogar encuestados reportaron sentimientos de preocupación y nerviosismo, muy por encima del promedio de las 20 ciudades restantes, que se estableció en 38.6%.
Se evidenció una relación muy marcada en el reporte de preocupación y nerviosismo y el porcentaje de desempleados, desocupados o sin ingresos, asimismo se nota en el reporte que ese mismo 62.2% gestionó su propia situación emocional al hablar con su familia y amigos, enfocarse en actividades que les dieran algo que hacer y realizar actividades físicas de ejercicio, sin embargo solo el 1.2% reportó búsqueda de ayuda profesional.

Las emociones indagadas fueron: preocupación o nerviosismo, cansancio, irritabilidad, soledad, tristeza, dolor de cabeza o estomacal, dificultad para dormir, sentir latidos del corazón sin haber realizado esfuerzo físico e imposibilidad de sentimientos positivos. Hay que resaltar que la aparición de estos sentimientos no es exclusiva de trastornos mentales y pueden presentarse por otras condiciones patológicas e incluso en ausencia total de enfermedad. El 39.3% no sintió ningún síntoma o emoción considerada en los últimos 7 días antes de la encuesta. La encuesta evidenció que a mayor nivel educativo, mayor reporte de cansancio o irritabilidad, y que en hogares unipersonales hubo más reportes del sentimiento de soledad, algo a todas luces obvio y que afecta la percepción del resultado por el total de las cifras.

Aquí es donde empiezo a cuestionar el papel de las EPS, encargadas del aseguramiento individual de salud, ¿Dónde está la demanda inducida?, ¿Dónde está el seguimiento y complemento de los planes de protección específicos?; Los entes territoriales protegen la salud pública comunitaria, o social si se quiere, también están en mora de disponer de intervenciones más específicas; y el Estado está en la obligación de ser claro y preciso en la manera cómo se pueden aplicar hoy por hoy las políticas públicas de salud, toda vez que la falta de conciliación entre la Ley Estatutaria del 2015, la Ley 1955 del 2019 y la resolución 205 de este año provocan una confusión nunca antes vista para la operatividad del sistema de salud, incluso se evidencia una desconexión total entre el Proyecto de Ley 010 que pretende reformar el sistema de Salud, que al ser una ley ordinaria no puede cambiar las definiciones establecidas ni el fondo de una Ley Estatutaria.

Volviendo a Pulso Social, es claro que estos resultados no son el indicador principal, ni tratan de ser guías científicas para intervenciones, sin embargo, el 53.8% de los encuestados reportaron que su estado de salud es bueno, y el 10.8% considera que es muy bueno a pesar de haber reportado algún sentimiento de connotación negativa. Ahora bien, no se trata de patologizar sentimientos, ya que en ocasiones son la respuesta natural a diversas situaciones de la vida, y en circunstancias particulares como las de una pandemia, su aparición obedece a múltiples factores, sin embargo en la gestión individual de enfermedad por todas las causas, el 40% reportó haber dejado de asistir a citas médicas especializadas u otros controles, el 9.9% interrumpió terapias médicas y 12.8% tratamientos médicos, el 6.3% incumplió cirugías programadas, el 11.1% dejó de hacerse estudios y análisis clínicos, el 22% incumplió citas odontológicas, el 3.4% incumplió esquemas de vacunación y el 13% dejó de reclamar medicamentos. Esto sin duda es un componente que incidirá en la aparición de condiciones estresantes que pueden tener influencia en la salud mental y que son de responsabilidad compartida entre asegurados y aseguradores.

La revista médica internacional The Lancet publicó en las últimas semanas un estudio sobre la incertidumbre asociada a la pandemia y el incremento del riesgo de problemas mentales, esto puso en evidencia círculo vicioso entre vulnerabilidad socioeconómica y el deterioro de la salud mental y todo lo que la salud mental puede volver vulnerable a las personas. Aquí es donde empieza a aparecer el concepto de SINDEMIA: problemas de salud sinérgicos que afectan la salud de una población en sus contextos sociales y económicos.
La Oficina de Desarrollo Humano del PNUD y la encuesta IPSOS para el Foro Económico Mundial reportó que alrededor de 88% de colombianos quieren que su vida cambie a algo diferente a lo que era antes de la pandemia, algo que tendría que ver más con inequidad, bajos índices de desarrollo humano y PIB por debajo del promedio en países de la OCDE, que con los problemas de salud que pudiera originar el coronavirus.

lunes, 23 de noviembre de 2020

HAY QUE INVERTIR EN SALUD MENTAL

Hay que apostar a favor de la vida: desde el nivel individual a tomar medidas a favor de nuestra propia salud mental y apoyar a los amigos y familiares que sufren trastornos mentales; a nivel empresarial de adoptar medidas para implementar programas de bienestar de los empleados; a nivel gubernamental, comprometerse a establecer o ampliar los servicios de salud mental; y a los periodistas y medios de comunicación, de informar y explicar qué más puede y debe hacerse para que la salud mental sea una realidad para todos; toda esa fue la invitación de la OMS en octubre pasado cuando se conmemoró el día mundial de la salud mental.

Este 2020 ha trazado retos en todos los ámbitos de la salud pública y tratándose de salud mental no iba a ser la excepción. Los planes e intervenciones en salud mental, tan olvidados en las políticas públicas, se hacen necesarios hoy más que nunca toda vez que el impacto de la pandemia, las cuarentenas, aislamientos, restricciones, protocolos de cuidado y la nueva interacción social significan un cambio abrupto y radical en las comunidades.
 
En Colombia desde el 2013 tenemos la Ley 1616 del Derecho a la Salud Mental, en 2015 se hizo la Encuesta Nacional de Salud Mental (ya desactualizada en el contexto de la pandemia), en Montería en 2017 con el Acuerdo Municipal 073 se adoptó la Política Pública de Salud Mental (de la cual hasta hoy no se conocen resultados) que quedó desactualizada en 2018 luego que el gobierno nacional adoptara la Política Nacional de Salud Mental con la resolución 4886 y se expidiera el CONPES de Salud Mental, incluído en el Pacto por la Equidad del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022.

Es muy poco (y muy lento) lo que se ha avanzado desde hace 7 años hasta hoy en nuestra ciudad, apenas se empiezan a ver actitudes de gobierno realmente comprometidas con el bienestar mental de la comunidad; es lógico que no vayan a tratar de andar dando palos de ciego pues lo primero que se debe ser hacer un diagnóstico preciso del estado general de la salud mental de los monterianos, incluyendo la variable pandemia, con todas las herramientas posibles y la intervención multidisciplinaria a que haya lugar, pero la situación no da más espera.

En general hay poca coordinación inter-sectorial y poca articulación socio-sanitaria en temas de salud mental, la poca disponibilidad de talento humano y las limitaciones en la formación y educación del personal en estos asuntos ocasiona una escasa oferta de servicios para la atención integral de los trastornos mentales, emocionales, abuso de sustancias e intentos de suicidio.
Hay barreras en los entornos (que se han convertido en un factor de riesgo) y en las competencias de las personas para afrontar situaciones adversas porque la fragmentación y el uso limitado de la información no ayudan a la creación de espacios y oportunidades para que la población gestione y acceda a la atención correcta de su salud mental.

Se hacen necesarios estudios propios en sobre las comunidades, que nos indiquen las vulnerabilidades, riesgos y ventajas (si las hay), que nos permitan diagnosticar de manera efectiva y eficiente el estado actual de la salud mental de todos los habitantes de la ciudad. Estoy seguro que ese es el camino para iniciar a cerrar la brecha y que sean las herramientas tecnológicas y la resiliencia que nos ha forzado y enseñado esta pandemia, la que nos permita contar con una política pública propia real para afrontar este gran reto en salud mental.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Una esperanza a la VISTA

Las consultas por oftalmología y optometría, al igual que otras especialidades, han sufrido retrasos y cancelaciones durante esta pandemia, asimismo se han empeorado algunos cuadros clínicos y se han interrumpido algunos tratamientos y pospuesto procedimientos diagnósticos y quirúrgicos.

En el mundo existen 253 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales el 14% son ciegas. En Colombia según el Ministerio de Salud hay 2.5 millones de personas con discapacidad visual, de los cuales 400.000 tienen ceguera, de éstos últimos 320.000 conservarían su visión si hubiesen consultado oportunamente a su oftalmólogo, según la Sociedad Colombiana de Oftalmología (SOCOFTAL), esto quiere decir que las tres grandes enfermedades que ocasionan pérdida de la visión: diabetes, catarata y glaucoma, son prevenibles o controlables para evitar la ceguera. La recomendación es que si usted tiene alguno de estos diagnósticos consulte a su médico al menos una vez al año.

Por causa eventual de esta emergencia por coronavirus es probable que las personas puedan sentir temor o nervios por visitar al oftalmólogo, ya sea de rutina o urgencias, y no está demás asegurarles que, al igual que el resto de profesionales médicos, estos siguen estrictos protocolos de higiene y bioseguridad. Las recomendaciones generales para evitar COVID-19 se basan en limitar el contacto físico, sobre todo si los pacientes presentan síntomas como fiebre, tos o dificultad respiratoria, pero se cuentan con herramientas como teleconsulta y teleexperticia que cada vez más se usan en nuestro país.
Si hay condiciones para asistir a una cita presencial, los pacientes y personal sanitario deberán llevar mascarillas puestas en todo momento, habrá chequeos de temperatura al ingreso de las clínicas o consultorios y estará limitado el número simultáneo de pacientes y acompañantes en las salas de espera.

El coronavirus puede ingresar al cuerpo a través de los ojos, tal como lo haría a través de nariz o boca. Cuando alguien habla, tose o estornuda, partículas virales pueden propagarse a través de aire y llegar a sus ojos, fosas nasales o mucosa oral. Por tal motivo también se recomienda la protección con gafas, monogafas o caretas si las personas se van a exponer en ambientes con probable carga del virus o si conviven con personas infectadas.
Es posible, aunque poco frecuente, que el coronavirus cause conjuntivitis. Si usted llega a tener inflamación, enrojecimiento y secreción en la conjuntiva, no entre en pánico, busque atención médica para descartar que se trate de una infección viral, bacteriana o una reacción alérgica. 

Algunos oftalmólogos recomiendan que las personas además del lavado de manos y el distanciamento social, para evitar complicaciones oculares en esta época, consideren un cambio temporal al uso de gafas si usan lentes de contacto, ya que además de evitar tocar los ojos, las gafas podrían servir de barrera física parcial a particulas virales; también recomienda a las personas no suspender tratamientos como gotas, colirios u otros medicamentos si por algún motivo deben aislarse, deben tener abastecimiento de los tratamientos durante el periodo que sea necesario.

En Montería, según datos de Visión Total, la clínica oftalmológica con mayor cantidad de usuarios de la región, en el ranking de atenciones por patologías visuales durante lo transcurrido del año, sus 5 primeros lugares corresponden a: 1. Trastornos de la refracción ocular (hipermetropía, miopía, astigmatismo, presbicia), 2. Cataratas, 3. Glaucoma o sospecha de glaucoma, 4. Pterigion, y 5. Ojo seco (Sjögren), repartidos aproximadamente en 27.000 atenciones para esos cinco diagnósticos hasta hoy; diagnosticando además en consulta 64 pacientes con ceguera de ambos ojos y 514 con ceguera de un ojo durante estos 10 meses del año en curso.

Finalmente, recuerde que siempre los oftalmólogos estarán disponibles para tratar urgencias y cambios abruptos en su capacidad visual y asista a sus consultas si presenta alguna de las siguientes situaciones:
- Pérdida repentina parcial o total de la visión.
- Trauma ocular, aunque sea menor.
- Ojo rojo o dolor ocular, especialmente se se asocia a dolor de cabeza, náusea o vómito.
- Si nota destellos o cuerpos flotantes en su visión.
- Si nota puntos borrosos, ondeados o en blanco en su campo visual.
- Si tiene degeneración macular o retinopatía diabética y/o recibe inyecciones oculares regularmente y nota algún cambio incómodo.

Una Esperanza a la Vista fue el lema de el día mundial de la visión 2020, que se conmemoró el jueves 8 de octubre, la jornada liderada por la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB, por sus siglas en inglés) busca concientizar sobre la prevención de la ceguera y propende por la salud ocular.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

LA OTRA PANDEMIA

El retraso y la postergación de citas, procedimientos y medicación ha llevado a un deterioro general de la atención de muchas patologías, previas a la emergencia por Covid-19.

Si bien nunca estuvieron suspendidos o limitados los servicios de urgencias durante la cuarentena y sus posteriores modalidades parciales, se provocó, por motivada prevención, una interrupción en los planes de tratamiento de muchas personas en todo el mundo, ya sea porque no se cumplieron citas en programas de control, consulta especializada, o porque se suspendieron muchas cirugías electivas. Ahora con la oportunidad de reabrir sectores al tener niveles de criticidad manejables, también se hizo lo propio con los servicios médicos que se habían pausado, el problema es que estamos encontrando, en consulta y cirugías, cuadros clínicos difíciles o que se han complicado, por tal razón se pueden esperar resultados desfavorables en las atenciones médicas toda vez que hay la posibilidad de encontrar casos adversos, refractarios o con aumento del gasto por patología.

Por el lado de algunas enfermedades infecciosas, la Organización Panamericana de la Salud informó que 80% de países de Latinoamérica notificaron problemas con la administración de tratamientos para tuberculosis, lo que podría convertir los casos controlables en infecciones activas; 30% de las personas con VIH/SIDA han disminuido sus controles y tienen un suministro limitado de antirretrovirales; 33% de países notificaron problemas para realizar pruebas para diagnosticar diferentes tipos de hepatitis.
Enfermedades transmitidas por mosquitos, cómo malaria y dengue, han tenido una disminución en los reportes, es algo que parece estar relacionado con la disminución concomitante del número de pruebas diagnósticas realizadas.

Por el lado de las cirugías electivas, un estudio publicado en el British Journal of Surgery plantea que más de 28 millones de cirugías será la cifra de cirugías canceladas en todo el mundo al final del 2020. La especialidad con más cancelaciones sería ortopedia, tratándose de patologías, ya que no se consideran las cirugías plásticas, que en número, definitivamente aportarían la mayor cifra de aplazamientos, lo que impactará negativamente la economía de ese amplio sector. También se informa que 2.3 millones de cirugías oncológicas serían canceladas o pospuestas. Todos los aplazamientos significan una acumulación de trabajo que hay que ir resolviendo paulatinamente junto a la programación usual que se logre gestionar en la reanudación de las consultas, estas cancelaciones que se hicieron con el ánimo de reducir el riesgo de exposición de los pacientes al coronavirus, pueden terminar deteriorando las condiciones de los pacientes, que en el caso de cáncer puede provocar muertes innecesarias.

Para el caso de trastornos y enfermedades mentales, que mencionaré en un futura columna exclusivamente, el panorama no es diferente y adicionalmente se identifica que se avecina un reto muy grande con un impacto global que no tiene antecedentes.
 
Quedará en manos de nuestras conocidas EPS y carteras de los entes territoriales la gestión de esta nueva carga al sistema de salud, y necesariamente tendrán que escuchar las voces de las asociaciones científicas para que esto nos afecte de la manera más leve posible. Al menos eso espero...

martes, 17 de noviembre de 2020

ECONOMÍA Y COVID-19

Antes que nada, un abrazo solidario a quienes han sufrido los fuertes embates y secuelas de Covid 19, espero su pronta mejoría y espero que puedan acceder a la mejor ayuda para lograr la máxima recuperación posible. A los familiares de los fallecidos, mi abrazo de condolencias.

Desde mi punto de vista puramente médico, considero que el impacto económico de la pandemia debería comentarse no sólo según la cantidad de empresas o negocios cerrados o en bancarrota. A veces suele olvidarse que son los seres humanos quienes ponen a funcionar las empresas y las incapacidades o pérdidas de vidas que tengamos impactarán económicamente a familias enteras al principio, y luego a las cadenas de producción sectorial y al Estado. Se estima que al igual que en otros estudios de muertes por sepsis de origen respiratorio, hasta un 17% de los sobrevivientes no volverán a todo su potencial laboral previo, por consiguiente no obtendrán los mismos ingresos y no podrían pagar, ya sea por declaración, por descuentos o por compras, los mismos impuestos que antes.

Salvar vidas cuesta dinero y no es un costo menor, en Montería, al igual que en el mundo, la dinámica del gasto en salud (que ojalá las EPS reconozcan completo y paguen a tiempo) en las Unidades de Cuidado Intensivo, por ejemplo, ha sido de alta carga económica, el valor de atención por día de UCI fue de $2.458.848 y de $1.921.669 para cuidados intermedios, así quedó estipulado en la resolución 1068 de 2020 del Minsalud. En el pico de la pandemia llegamos a tener aproximadamente 170 pacientes Covid (sospechosos o confirmados) en UCI por día, lo cual podría corresponder a un gasto probablemente mayor a $415.000.000 díarios para ese momento, ahora pensemos en la cifra total de pacientes que han pasado por UCI, en la cifra de los sobrevivientes y los fallecidos, la cantidad de recursos gastados, que provienen de un sector abastecedor amplio, situación digna de análisis para prever el comportamiento en futuras pandemias o situaciones de gran emergencia. Este elevado consumo hospitalario, sin precedentes en la ciudad, tendrá un impacto a determinar en el futuro de la prestación de los servicios, pues estamos atenidos al cumplimiento de las EPS.

En la atención en UCI en nuestra ciudad, según lo que pude consultar con varios especialistas, la mortalidad actual de pacientes que pasaron por esas unidades está alrededor del 40%, es decir que se invirtió mucho dinero y esfuerzo del talento humano en salvar la vida de casi el 60% de pacientes que requiereron el servicio más especializado, sin embargo, parece ser que los que fallecieron gastaron más recursos, sobre todo si tuvieron cuadros más graves, estancias prolongadas y fueron atendidos en instituciones privadas.
 
Claramente los fallecidos no vuelven a la vida productiva, pero pueden surgir costos indirectos una vez fallecen, por litigios, gastos notariales, pérdida de productividad empresarial, etc. Los años de vida productiva perdidos en esta pandemia afectarán la dinámica laboral monteriana, en la que hay una deuda histórica de oportunidades para la gente más necesitada y con menos recursos, ahora con más razón luego que el DANE por ahora reporta cifras generales en las que nueve de cada diez muertes le ocurrieron a personas de los estratos 1, 2 y 3, y de éstos, tres de cada cuatro eran estrato 1 y 2; para el estrato 4, uno de cada veinte; y para los estratos 5 y 6 se estima el 2% del total de fallecidos. Si bien es cierto hay más oportunidades de recibir un mejor salario en los estratos 3, 4, 5, y 6, por tener más acceso a educación superior, también es cierto que la informalidad de casi el 60% que teníamos antes de Covid-19 ha puesto el mayor número de bajas para la productividad. Uno de cada 20 fallecidos reporta educación profesional universitaria, que se supone es la fuerza laboral que mejor devenga.
 
La pandemia por Covid-19 aún no ha acabado, se deben mantener las medidas de salud pública pero cada día se hace evidente la necesidad tener sistemas de información propios de la ciudad y no depender de los datos incompletos, desactualizados y atrasados de los niveles administrativos superiores, para que a los equipos científicos, gerenciales y asesores de la emergencia manejen información correcta en tiempo real y así puedan tomar decisiones cada vez más específicas y apropiadas, y para que llegado el momento, el análisis retrospectivo indique los puntos a resaltar y las acciones a mejorar. De estos estudios dependerá el futuro no sólo de salud de la población sino el económico de todo el municipio.


sábado, 14 de noviembre de 2020

GRACIAS

G R A C I A S.

En medio de las inseriedades del gobierno, el reconocimiento sincero de muchas personas, las desafortunadas expresiones y actuaciones de otras y las manifestaciones insulsas de algunos "líderes" de opinión, me tomo el atrevimiento de compartir estas líneas agradeciendo de antemano a estos colegas/compañeros por su cuota de sacrificio en esta emergencia. Seguramente no habrá premio económico que logre resarcir lo sufrido, pero qué bueno sería que la sociedad nos diera una mano en la lucha por la obtención de mejores condiciones para desempeñar la vocación.

Germán es anestesiólogo cardiovascular, se contagió trabajando, aunque no tuvo el cuadro típico, se auto-diagnosticó y buscó ayuda con sus compañeros, le hicieron el diagnóstico confirmatorio y requirió hospitalización, rápidamente progresó hacia un cuadro grave, fue ingresado a UCI, su familia, compañeros y amigos temimos lo peor; varios días intubado y los cuidados pertinentes lo salvaron, duró un par de días más hospitalizado y fue dado de alta con control y seguimiento estricto. No pudo ver a su pequeña hija por más de un mes, sin duda ha sido impactante para la niña, pues su papá perdió mucho peso y aún no recupera su voz habitual. Me dice él que lo más impresionante dentro de lo que es consciente han sido los episodios de delirio que tuvo en UCI luego de extubado y en hospitalización. Ahora en casa ha tenido problemas de insomnio que ha logrado mejorar con tratamiento especializado; me dice que la terapia física le ha resultado espectacular, pues hubo momentos en que no podía sostener un celular en sus manos, mucho menos caminar adecuadamente y a día de hoy ha mejorado mucho. Quiere recuperarse completamente y volver a su quirófano en tanto las condiciones lo permitan.
 
Luis Fernando es odontólogo especialista en semiología y cirujano oral, no se ha contagiado. Su gremio ha sido extremadamente golpeado, pues tiene restricciones para laborar que son parte de las medidas estatales de emergencia; la manipulación de la boca, por obvias razones, resulta crucial en el potencial de contagios tratándose de un virus como este. Por supuesto el impacto en las finanzas personales es innegable, de 5 días que atendía en su consultorio, hoy solo lo hace 1. Es una encrucijada salir a trabajar: por un lado la presión por producir, pagar cuentas, arriendos, servicios, sostener los empleos que de él dependen y además los gastos del hogar y la familia, y por otro lado el temor de contagiarse trabajando y llevar la enfermedad a casa. Conoce muy bien lo que significa una estancia en UCI, es una experiencia que no quiere repetir y se cuida en extremo con los escasos pacientes que atiende. Me cuenta que en su medio ha visto un aumento exagerado y desproporcionado en el precio de los insumos y materiales con los que trabaja, la subida es tan desmedida que parece un abuso, eso ha llevado a que necesariamente aumenten los costos de los procedimientos y se alejen los pacientes... Complicado panorama que no parece tener solución en el corto plazo.

María Rosario es médica familiar, va "invicta de COVID" como dice ella, trabaja en la primera línea de defensa contra la pandemia haciendo consultas y dirigiendo programas de prevención y control de enfermedades crónicas, hace más de 5 meses que, aunque vive con sus padres, no ha podido darle un abrazo a ellos, ni siquiera comen juntos. Usa las redes sociales para tratar de crear conciencia en sus seguidores de la seriedad de la pandemia e inspirar a otros a lidiar y vencer los problemas y complejos de quienes viven con sobrepeso y obesidad, factor de riesgo, dicho sea de paso, para complicaciones por sarscov2. Le deben casi un año de salario en un trabajo antiguo, espera que este año le paguen. Es feliz logrando metas saludables que se propone. Me cuenta que aunque es complejo vivir con protocolos incluso dentro de su casa, vale la pena todo por proteger y mantener sanos a sus padres e hija.

Indira es intensivista, tiene protocolos estrictos de entrada y salida de su casa. Ha tenido muchas ocasiones en que estuvo en riesgo de contagio, por lo que pasan días en que no abraza a sus hijos pequeños y se aísla preventivamente, me dijo que eso le ha dado muy duro, aunque son muy pequeños sus hijos, entienden que es mejor evitar y los besos por ahora se encuentran suspendidos. Me comentó que hubo un momento en que pensó retirar a sus hijos del colegio, pues entre su trabajo y la "vigilancia escolar" que hay que tener con la virtualidad académica la llevaron a otra situación estresante. A Indira también le deben casi un año de trabajo en una unidad donde trabajó. Es joven y decidida, quiere definitivamente seguir aportando su conocimiento y experticia para seguir salvando vidas pero le preocupa que las medidas de relajación recientes puedan desbaratar lo logrado en disminuir la criticidad de ocupación de camas UCI.

Francisco y Diego son padre e hijo, Francisco es cirujano general y Diego estudiante de 6° semestre de Medicina. Ninguno se ha contagiado, sin embargo desde marzo Francisco se aisló dentro de su casa del resto de su familia, me dice que ese tipo de "soledad" es aún más duro porque los ve ahí pero el contacto físico es muy limitado; él, al igual que muchos de sus colegas, ha visto disminuidos sus ingresos por la cancelación de algunos contratos y la disminución de los procedimientos programados; ha visto morir compañeros de trabajo, por eso se cuida de manera extrema. A Diego le preocupa el cambio en el relacionamiento interno de su núcleo familiar y también le preocupa su educación, pasó de quinto a sexto semestre en medio de las limitaciones que la virtualidad significa para el aprendizaje de la medicina, arte que siempre se ha basado en la práctica presencial con los pacientes y le inquieta la incertidumbre sobre la reanudación de sus rotaciones universitarias, pues considera que ha faltado comunicación y decisión por parte del Estado, los ministerios, facultades y universidades; varios de sus compañeros no continuaron este semestre, algunos por motivos económicos y otros porque no ven viable la educación virtual ya sea por problemas de acceso tecnológico en los lugares donde viven o porque prefieren y pueden esperar a que se "normalice" la situación, él prefirió continuar aprendiendo en medio de esta inusual academia porque dice que el tiempo que se pueda perder en esta etapa no se lo devuelve nadie.

Alicia y Alonso son hermanos, no se han contagiado. Alicia es cirujana y Alonso es internista, ella trabaja parte del mes en otra ciudad muy lejos de su esposo e hijos pequeños, está en la primeria línea de atención en un sitio olvidado por el Estado colombiano, da su mejor esfuerzo y a pesar de no contar con las herramientas más apropiadas para atender ha tenido éxito salvando vidas. Alonso se desempeña en clínicas y unidades de cuidado intensivo, acaba de ser papá, en medio de cuidados y precauciones extremas aprovecha cada momento para estar con su primogénito. Alicia y Alonso acaban de ver morir a su padre, también médico, por causas secundarias a COVID-19, colegas de ellos le brindaron una atención inmejorable, pero luego de muchos días en una UCI, ella se preguntaba sobre la pertinencia de una orden de no reanimación, pues era consciente del daño sistémico irreversible de su padre, su hermano también pensaba en lo mismo, sin embargo se cuestionan si podría haberse hecho algo más, empiezan los interrogantes incómodos: ¿se pasó algo por alto?, ¿si hubiese ingresado antes, mi padre se habría salvado?, yo pasé por una situación igual, diez años después aún me hago preguntas...

José David es médico especialista y alcalde, literalmente le ha tocado trabajo doble, es el médico de su familia, de sus compañeros de trabajo y de todo a quien se encuentre en la calle, así que no paran de hacerle consultas. Ni él ni su esposa e hijas se han contagiado, sin embargo el resto de su familia sí, no han tenido familiares fallecidos pero si algunos en estados muy graves. Aisló su núcleo familiar del resto. Me dice que es complicado que la gente no entienda aún que la clave es el autocuidado y que observó que el menosprecio a la seriedad de la emergencia por parte de la gente llevó a su municipio a una situación muy crítica hace 2 meses, y aunque la situación actual ya no lo es tanto, mantiene el llamado a no bajar la guardia ni a confiarse, pues en prevención hay que actuar todos los días como si estuviéramos en el peor escenario, me comentó. Con su equipo ha hecho su mejor esfuerzo, sin embargo la situación le exige cada día más. Dará la pelea.

Carlos Iván era médico, trabajaba en atención domiciliaria, estaba recién casado, era apasionado por su trabajo, atendía pacientes COVID y estaba ensayando y perfeccionando un protocolo propio con el que había recuperado a varios pacientes, estaba emocionado por los resultados preliminares. Carlos se contagió trabajando, tuvo un curso lento que se fue complicando, a pesar de los mejores esfuerzos técnicos y humanos, murió. Nos hará falta a todos sus amigos, ni qué decir a su familia y esposa.
 
Ahora queridos lectores piensen en las enfermeras, auxiliares, instrumentadoras, personal de servicios generales, vigilantes, laboratoristas, microbiólogos, administradores, recepcionistas, mensajeros, fisioterapeutas, técnicos de imagenología y camilleros que no alcanzo a mencionar, que ustedes probablemente conozcan, que se exponen igual o más que nosotros en sus sitios de trabajo. A todos ellos, cuyas historias seguro conocen mejor que yo, gracias totales.

viernes, 13 de noviembre de 2020

¿Carrera por la vacunas o vacunas a las carreras?

Montería, septiembre de 2020.
 
Bien podría ser una falsa dicotomía. Creo que todos los ensayos de vacunas que lleguen a fase III contra el sarscov2 finalizarán y verán la producción en masa, y también creo que no hay vacuna en estudio que se esté haciendo con ligereza.

La Infodemia no cesa. La vacuna rusa no estará disponible en el corto plazo, ni ninguna otra. Tampoco es cierto que las hayan anunciado como que ya están listas para salir al público, ni tampoco han dicho que todas sus fases de estudio han finalizado. Se han hecho anuncios más con tinte político que científico y esto lo aprovecharon los escandalosos de siempre para seguir el juego de esta nueva "guerra fría" en medio de la pandemia. La respuesta a los anuncios rusos han sdo titulares descalificadores y free press contando las negociaciones y avances de las vacunas "rivales". Ni sabemos que opnan los rusos de las vacunas occidentales.

En investigación científica, la mejor forma de obtener datos seguros, reproducibles y éticos para nuevos tratamientos, vacunas o procedimientos, son los ensayos clínicos controlados aleatorizados doble ciego y los estudios de observación (son complementarios), los primeros miden eficacia y los segundo efectividad, en todos éstos se eliminan los datos que puedan alterar los resultados, los pacientes o voluntarios reciben la vacuna, y ni los investigadores ni ellos saben a cuál grupo de estudio pertenecen, previamente se han modelado las dosis tolerables, y luego se empiezan a vigilar reacciones adversas, se monitorean efectos tanto en voluntarios sanos como con la enfermedad y se empiezan a tener registros de efectos de largo plazo. Para el caso concreto de las vacunas los estudios tienen 3 fases, o 4 si incluimos la fase cero (modelación en laboratorio), antes de iniciar su producción para aplicación general o venta, y hasta el momento ninguna vacuna potencial contra el nuevo coronavirus ha llegado a este último punto, ¡ninguna!

La información generada nos ha expuesto una vez más a la infoxicación, a los malos relatos y a los memes (ah! cosa buena). Lo preocupante es que en este río revuelto aprovechan para pescar los grupos antivacunas, dicho sea de paso una de las manifestaciones humanas más estupidas de que se tenga noticia, y en medio del voz a voz rabioso, chistoso, desconfiado o escéptico se empieza a cocinar la duda que le ha dado éxito relativo a estos idiotas y ha provocado la aparición de patologías y muertes que se creían controladas o erradicadas en algunos territorios.

Adicionalmente la narrativa conspiranoica aprovecha relatos antiguos y temores previos de la sociedad. En este imaginario siempre será posible mezclar el comunismo con la ingeniería genética, a los billonarios con las radiaciones y al nuevo orden mundial con las telecomunicaciones. Lo peor es que la ignorancia y el miedo terminan dándole algún grado de validez a esas historias y los políticos extremistas (de derecha o izquierda) capitalizan todo ese ambiente de desinformación en sus votantes y ésto termina traducido en desconfianza a las autoridades científicas.
La ansiedad y el estrés propio de la emergencia actual facilita una tendencia a creer cualquier cosa que aparezca en internet, especialmente si es una búsqueda activa y los resultados, aunque falsos, coincidan con nuestros prejuicios. En este escenario algunos líderes de opinión, con su respectivo grado de auténtica ignorancia, pregonan negacionismos y desacreditan a quienes consideren peligrosos a su ideología.

Es necesario que la ciencia inicie un cambio en su imagen, su forma de comunicación y su interacción social efectiva, estamos en medio de una tormenta perfecta para que los planes de vacunación masiva y la búsqueda de una inmunidad de grupo fracasen por causas externas a la eficacia de las vacunas. El éxito del plan dependerá de la buena gestión de la información como nunca antes. Médicos y personal sanitario estamos obligados a estudiar, a estar abiertos a escuchar, curar, aliviar, consolar y corregir.

jueves, 12 de noviembre de 2020

EL LENGUAJE MÁGICO DE LA PANDEMIA.

Los tecnicismos y la jerga propia de la ciencia hacen que los científicos se entiendan fácilmente entre ellos con sus códigos, tablas, gráficas y métodos. Por estos días es paisaje que la gente del común también emplee términos como letalidad, R0, comorbilidad, tasas e incidencia, entre otros; sin embargo, a los voceros de las organizaciones públicas o privadas, les ha quedado difícil hacerse entender plenamente al dar sus declaraciones ante medios de comunicación o en sus publicaciones de redes sociales.
 
Hace un par de meses hubo un escándalo por unas declaraciones del director de la OMS, los medios en español no reportaron sino que prácticamente lo acusaron, por haber dicho que la pandemia por COVID-19 “…no va a tener una solución…”; la realidad fue bien distinta, en resumidas el tipo dijo que no hay una solución mágica en el corto plazo, pero pudieron más las ganas de escándalo, las pésimas traducciones, lo poco entrenado del periodismo, y los editores sedientos de clicks.

En investigación biomédica la lingua franca es el inglés, en este idioma se publica y se comunican los avances de la mayoría de tópicos, las traducciones no pueden ser literales y tienen necesariamente que estar en contexto. Si bien es cierto el papel de la OMS no es dar esperanza sino informar la realidad, bien le convendría a sus voceros ser más simples para su audiencia no científica, esto aplica también para los entes oficiales de los gobiernos que día a día nos inundan con cifras y datos ininteligibles para la mayoría; y los encargados de las noticias, especialmente en las relacionadas con la salud, deberían invertir en personal calificado o entrenarlo y hacerle caso en los consejos editoriales o de redacción.

En medicina nos enseñan que la relación médico-paciente debe ser franca y sin secretos, tanto en lo que interroga, interpreta y concluye el galeno, como en lo que expresa, verbalmente o no, el enfermo; así también debe ser la relación de las autoridades con la ciudadanía en estos temas de salud pública.

El tema de la comunicación ha escalado tanto que días después del escándalo mencionado, el mismo director declaró que gracias a los avances y las fases en que se encuentran los grupos de investigación desarrolladores de vacunas, ya “hay una esperanza”, el problema es que la gente "ya no confía" (nunca lo ha hecho en realidad). El común de las personas piensa que la OMS está conformada por agentes secretos, con licencia para matar, que tiene mega-laboratorios subterráneos y agencias espaciales, con silla en el consejo del nuevo (y viejo) orden mundial; es un imaginario amplio pero tonto, la explicación más simple suele ser la más cierta y en estas organizaciones financiadas por dineros públicos también es amplia la burocracia y se manejan intereses geopolíticos a la par que se busca una solución real para los problemas y retos en salud en el mundo.

En materia de anuncios, es conveniente que éstos se ajusten a la premura de estos tiempos, siempre será bueno conocer los avances de la puesta a punto de la infraestructura, apoyos de talento humano y estrategias para frenar la pandemia, pero estos anuncios deben ser útiles. De nada sirve cortar cintas, “entregar” obras o inaugurar equipamiento, como ha sido costumbre en nuestra región, sólo para la foto mientras la ciudadanía sigue ávida de soluciones reales y que estén en funcionamiento. Aquí seguimos esperando el tan prometido Laboratorio de Salud Pública, por ejemplo.

Debemos ser aterrizados y hacer caso estricto de las recomendaciones más difundidas: Usar mascarillas, lavado de manos frecuente y practicar el distanciamiento social, esto es, hasta el momento, lo único que puede prevenir contagios, ¡lo único!.
No hay ni va a haber una solución mágica, como decía el Dr. Tedros de la OMS, la solución en prevención son estas sencillas recomendaciones y estamos a la espera de una vacuna segura; para el caso del tratamiento de la enfermedad se está trabajando en nuevas opciones terapéuticas y cada vez se ajustan más protocolos de atención; juntas, la tecnología y el talento humano disponible han logrado recuperar muchas personas. En Colombia, y más exactamente en Montería y Córdoba el contexto nos hace únicos, tendremos indicadores exclusivos, pasaremos distintas fases de la pandemia a diferentes velocidades que el resto del mundo, pero lo que nos hará iguales es que para superar cada una de estas fases debemos apelar a la sensatez, a la solidaridad y al autocuidado.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

MUERTES POR COVID 19 Y TITULARES QUE ASUSTAN.

El dolor por la muerte de un ser querido no tiene comparación conocida, peor si es el dolor de una madre o un padre por su hijo fallecido, situación para la que prácticamente no hay palabra en castellano para describirla. Los procesos de duelo y nuestra cultura alrededor de la muerte tienen un componente social muy marcado y que por causa de la pandemia por covid 19 ha sufrido cambios y mutilaciones al punto que no se permiten velaciones, ni sepelios con personal distinto a los familiares más cercanos. En estos momentos a la tragedia de la pérdida se suma la de no poder despedir como antes a padres, esposos, hijos, amigos y demás familia. Mi abrazo de condolencias a todos los que han perdido seres queridos por causa directa o indirecta del coronavirus.

Al final de la pandemia, a los territorios les calificarán su gestión por el número de muertos, no importa si fueron todos al tiempo, esporádicos, con altas o bajas tasas transitorias. Según muchas proyecciones, al día 300 del inicio de casos de cada lugar se hará un corte y una evaluación retrospectiva que dará luces sobre el manejo dado.

En Colombia, la estrategia principal se basó en un diagnóstico a través de pruebas moleculares de PCR (reacción en cadena de la polimerasa), pero la poca cantidad de laboratorios que pudieran procesar las muestras y la gran cantidad de las mismas llevaron al colapso en los tiempos de entrega. Una prueba de estas características es una foto del momento en que se toma la prueba, nos dice si en la muestra hay o no fragmentos de ARN viral: o lo tienes o no lo tienes, no hay más interpretaciones. Una entrega mayor a 48 horas de un resultado de éstos no es óptima, una persona que sea negativa se puede contagiar en los días posteriores de tal manera que a la llegada de la prueba ya es inútil conocerla, y por otro lado si es positiva, se habrán perdido días clave de tratamiento, recomendaciones y aislamiento si fue practicada de manera ambulatoria. Sin embargo, es preciso indicar que ante un cuadro sospecho y con síntomas moderados, la ausencia pruebas no impide iniciar aislamientos y manejo clínico, eso debe quedar claro, es clave que se comprenda la importancia de consultar ante los síntomas asociados a covid 19, esto no es una gripa cualquiera. Actualmente también se usan las pruebas de antígeno, que tienen sus indicaciones precisas y tiempos de entrega más rápidos, sin embargo no son el gold standard.

Dicho esto y conociendo que existen demoras inaceptables para la entrega de los resultados de las pruebas, nos encontramos con el escenario de las tasas que miden la positividad y las muertes en las poblaciones; en Colombia ninguna tasa de incidencia, recuperados o letalidad informada corresponde al tiempo real. Por eso se usan los promedios móviles de 7 días atrás y se habla de datos preliminares todos los que se generen los últiimos 15 días. La información incompleta, acumulada y con retrasos ha servido para generar temor en la ciudadanía, para ganar clicks en los medios con titulares amarillistas y para desviar la atención de lo importante: preguntarse ¿por qué ha muerto tanta gente?.

Hay múltiples respuestas, una es que la enfermedad tiene un porcentaje de mortalidad entre el 2% y 3% per se, y entre más acumulemos casos eso se traducirá en un número cada vez más grande de fallecidos; otra, es que no hay cura ni vacuna, hasta el momento solo podemos tratar los síntomas y brindar soporte vital a los casos moderados y severos; además, hay una alta ocupación de los equipos técnicos y humanos que proveen el soporte especializado, léase unidades de cuidado intensivo y su personal calificado, incluso éste personal también está enfermando y falleciendo; dichas unidades y talento humano son un recurso escaso ante la pandemia; y otra respuesta es que no hubo una articulación correcta entre la enseñanza sobre la prevención y las políticas públicas durante confinamiento, contención y mitigación. La prevención depende en gran medida del comportamiento de la sociedad, pueden poner las medidas más extraordinarias, pero si no se cumplen, los resultados no serán buenos.

Quiero hacer énfasis en un fenómeno que me preocupa y es la negación de la enfermedad por parte de la comunidad. En nuestro medio la gente no cree que sus síntomas, cuando son sugestivos de coronavirus, sean realmente correspondientes con Covid-19. A eso le llamo “error egregio”: menospreciar la posibilidad que algo me ocurra a mí, sólo porque yo soy yo. Aquí mucha gente no cree que por sus síntomas pueda ser un caso sospechoso sino que tiene “la virosis esa” y esto sumado a la autorreceta, a la creencia que consultar una urgencia es lo que los va a infectar, y a tomar como verdaderas las teorías conspirativas como la de que a los médicos nos pagan millones de pesos cada vez que diagnosticamos clínicamente a alguien  con coronavirus, está retrasando los tiempos de búsqueda de ayuda efectiva. Si bien es cierto que el papel de las EPS en la gestión y ejecución de citas médicas ha sido malo, las IPS y sus salas de urgencia han sacado la cara y han estado prestas ahí, a pesar de impagos y malos contratos, desde el día uno, con médicos generales, especialistas, enfermeras y auxiliares y demás personal en la primera línea, recibiendo en muchas ocasiones pacientes muy graves que pudieron haber sido mejor manejados si hubiesen consultado a tiempo.

Es innegable que nuestro país tiene comunidades que viven en pobreza y pobreza extrema, que hay regiones dispersas que ni caminos tienen, y la ausencia proverbial del Estado hace que esta emergencia sanitaria tenga más impacto en esas comunidades, por ende la mortalidad también se notará más; los gobiernos nacional, departamental y municipal están en la obligación de mejorarles las condiciones no solo para enfrentar la emergencia sino para que haya justicia social. También es innegable que hay personas con buen nivel de vida, educadas, y con muchas garantías de atención que se niega a aceptar que tienen un cuadro que necesita atención médica y rehúsan la ayuda de familiares y personal sanitario. He conocido un número ridículo y grave de casos así. También existen casos en los que una persona está recibiendo atención y tratamiento hospitalario, que por su condición médica no puede decidir por sí misma y son sus familiares los que, basados en tonterías, piden retiros voluntarios o no autorizan medidas salvadoras, triste panorama.

Por favor, usted que puede leer esto, no se crea inmune al virus ni a sus complicaciones, si a pesar de sus intentos por conseguir una cita o teleconsulta con su EPS aún no lo logra, recuerde que puede buscar ayuda segura en las urgencias si sus síntomas empeoran, ya sea que esté medicado, automedicado o no esté tomando medicamentos; recuerde que si tiene comorbilidades como hipertensión, diabetes, asma, cáncer, enfermedades autoinmunes u obesidad, las complicaciones pueden ser súbitas y dar poco tiempo de maniobra; si usted tiene medios económicos por encima del promedio, no vacile en conseguir una consulta particular. No olvidemos ser vigilantes de la salud de los demás, especialmente de nuestros adultos mayores, cuyo número de víctimas mortales son las que más se destacan en los reportes, esto no sólo se logra llevándolos a consulta sino evitando que jóvenes y adultos se conviertan en un medio de transporte para que el virus los infecte. Entre todos y con la mayor solidaridad posible saldremos adelante.

martes, 10 de noviembre de 2020

LA AUTORECETA EN LA ERA DE LA INFORMACIÓN

La automedicación existe desde que existe la industria farmacéutica. Si bien antes cuando los médicos y boticarios guardaban celosos las recetas de sus fórmulas y preparados magistrales, y ya existían las autoformulaciones basadas en plantas, infusiones y vapores, no fue sino hasta que vino la producción en masa de los medicamentos que se popularizó e implementó como una práctica corriente que cada individuo decidiera por su cuenta, informadamente o no, qué medicinas consumiría de acuerdo al mal que lo aquejara.

Los expertos en salud pública han descrito diferencias entre automedicarse y autoprescribirse medicamentos, toda vez que esta última práctica violaría el principio de sólo poder ser adquiridos bajo fórmula médica o especializada, diferencia muy gris en Colombia dada la poca o nula vigilancia sobre la actividad de farmacias y droguerías y su exigencia de receta para vender.

En el marco de la pandemia por Covid-19 y gracias a internet y sus redes sociales se han difundido ampliamente una gran cantidad de usos para medicinas que inicialmente fueron pensadas y producidas para tratar cosas diferentes al nuevo coronavirus, dicho sea de paso, del que poco conocemos aún 12 meses después de su capacidad para enfermar humanos y del que tenemos más dudas que certezas.

El tiempo de la ciencia no es el tiempo de la enfermedad. Digo esto porque para que haya una herramienta para combatir la enfermedad, llámese vacuna, medicamento o procedimiento, la ciencia apoya sus avances en el método científico y el rigor del mismo no permite que se recomienden terapéuticas hasta tanto las mismas tengan altos márgenes de seguridad y esto no se logra sin antes agotar los tiempos, que no son cortos, de ensayos clínicos controlados, pruebas y protocolos seguros y éticos de producción. La emergencia mundial ha llevado a que grupos de investigación conduzcan estudios con medicamentos nuevos y algunos conocidos que pudieran tener efectos negativos para el virus, todas estas hipótesis que deben dar resultados reproducibles en humanos, luego deben ser revisadas por personas con las mismas calidades y conocimientos de quienes desarrollaron dichas pruebas para que puedan ser consideradas como útiles o válidas. La misma emergencia, y el estado de pánico generalizado ha provocado una reacción desesperada por encontrar una solución al problema y muchas personas emiten recomendaciones que pueden estar poniendo en peligro la vida de muchas otras. Las experiencias anecdóticas, personales y sin verificación están siendo difundidas sin filtro alguno en las tribunas de las redes sociales en las que abundan las noticias falsas, donde la publicidad automáticamente se enlaza con las formas de pago y los influenciadores reciben dinero por promover cualquier producto, incluso profesionales de la salud recomiendan terapias que carecen de evidencias de utilidad o seguridad, mientras en la 1.0 ya estamos viendo las primeras consecuencias de estas actitudes temerarias. Toda acción tiene su reacción y tratándose de la fisiología humana podrá haber formas inocuas pero también cuadros nocivos, como los que estamos viendo cada día más en las urgencias: Inflamaciones y lesiones severas en esófago y estómago por dióxido de cloro, intoxicaciones por ivermectina, reacciones alérgicas por azitromicina y claritromicina (y muy seguramente resistencia bacteriana en el futuro), arritmias y paro cardiaco por cloroquina e hidroxicloroquina, y muchas más patologías producto de la polifarmacia, porque irresponsablemente no solo se ha querido tratar gente con una fórmula única para todos, sin importar sus características individuales, sino que se ofrecen como “combos” o “kits” anti-covid con cinco o más medicamentos simultáneos.

La vida cambió, es cliché. Y también se ha convertido en cliché que el lavado de manos, el aislamiento social y el uso de mascarillas sea recomendado como lo más importante para prevenir contagios, díria además que hasta el momento es lo único efectivo, y a pesar recalcado a diario esto no ha sido tomado en serio ni se le ha dado la relevancia debida, pareciera que por ser recomendaciones baratas y cumplibles para la mayoría, no son suficientes y la gente sigue improvisando y buscando una solución mágica que borre al maldito virus de una vez por todas. Estoy seguro que va a llegar una vacuna, no tan pronto como todos quisiéramos, pero mientras aparece una o un antiviral efectivo, de nada sirve suponer teorías conspirativas, ni la desobediencia a la autoridad, ni las posturas supersticiosas.

Las EPS han brillado como siempre por su lentitud y ocasional negligencia, hay personas sintomáticas no quieren consultar a tiempo ni se aíslan y cuando por fin lo deciden ya son casos graves y muchas veces insalvables, cada vez más personas se automedican o autoprescriben, y en Córdoba aún no funciona el laboratorio de salud pública departamental.

Por favor cuidémonos, seamos vigilantes de la salud de quienes nos rodean, seamos responsables con las actitudes hacia la enfermedad, no minimicemos síntomas ni subestimemos las recomendaciones dadas los por las autoridades en salud. Confío plenamente en que esta pandemia la superaremos como se han superado otras en la historia de la humanidad, pero ojalá no sea a un alto costo de vidas humanas, es paradójico y triste que esta era de la información no esté coincidiendo con una era de conocimiento serio y bien informado.